La elegancia según el escritor francés, Honoré de Balzac es “la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos”. Se ha frivolizado mucho la palabra “elegante”, olvidando que viene del latín “elegere”, elegir, que es una cualidad humana, y se supone que siempre “elegimos lo mejor”
Todo ello nos lleva a manifestar que la elegancia es el modo de ser y de estar, íntegro, positivo y armonioso, de determinadas personas, que se manifiesta externa e interiormente en su modo de vivir, estar, vestir, moverse, y relacionarse en la sociedad, con gracia, nobleza y sencillez, respeto a los demás, naturalidad y buen gusto. Lo elegante va unido a lo bello; lo cutre, a lo feo.
Existen cuatro características de la elegancia. La primera nota de la elegancia: lo estético. Es lo bueno que existe en cada persona, entendido como el buen gusto y el estilo propio en el modo de presentarse. Lo estético tiene mucho que ver con el pudor, como actitud humana que defiende la intimidad personal. En este sentido se puede hacer una distinción entre lo que es atraer, seducir y provocar.
La segunda nota de la elegancia: la naturalidad. No hay elegancia verdadera si no es con la naturalidad que proviene a partes iguales de la espontaneidad y de la autenticidad; es decir, mostrarse uno tal cual es, de modo que lo que ven de nosotros responda a nuestro ser verdadero. La moderación y la mesura también forman parte de la naturalidad. Como todo en esta vida, los excesos no son elegantes, porque hacen que las cosas y los gestos no sean sinceros. La verdadera elegancia es siempre, por tanto, portadora de naturalidad. Actuar espontáneamente, con gusto y estilo personales muestra una elegancia que viene desde el fondo de la persona.
La tercera nota de la elegancia: la distinción. Distinguido es lo que sobresale de la persona, lo que eleva a la persona y lo que la hace señorial. Como vemos es todo lo opuesto a lo vulgar, a lo zafio, al desaliño y a la suciedad. Algunas personas tienen porte, andares, formas bien proporcionadas, hermosas. Estas personas, si tienen buen gusto y un toque de distinción, pueden llegar hasta un esplendor natural que a las demás les suele resultar inalcanzable. “El bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste”, decía Honoré de Balzac
Y la cuarta nota de la elegancia: La belleza. Es esencial recordar que la belleza significa en primer lugar armonía y proporción de las partes dentro del todo, sean las partes del cuerpo, de los vestidos, del lenguaje o de la conducta. Pero además, como dice Aristóteles, "a las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir, porque tanto el exceso como el defecto destruyen la perfección"; Esto quiere decir que un sólo defecto estropea el conjunto, pues para que la belleza se haga presente en el aspecto exterior de la persona todo en él debe ser íntegro, acabado y bien proporcionado.
La elegancia es la presencia de lo bello en la figura, en los actos y movimientos y en la compostura. Aristóteles decía que la compostura (por supuesto, él la llamó de otra manera: afabilidad) versa sobre lo que resulta agradable o desagradable en los dichos y hechos respecto de los hombres con quienes se convive. Esto no es otra cosa que las buenas maneras de las que hoy tanto se habla y tan poco se practican.
Santo Tomás de Aquino, por su parte, afirmaba que la compostura o decoro es una virtud que regula los movimientos externos del cuerpo.
Mantener la compostura exige cuidado, tiempo, arreglo en definitiva. Esto obliga a dedicarse atención, a ocuparse de uno mismo y de la propia apariencia. Si uno no quiere mostrarse desaliñado debe cuidar su exterioridad, cortarse las uñas, cambiarse de ropa, prestar atención, evitar las manchas y los malos olores. Perder la compostura es una forma de perder la dignidad y la belleza.
LAS ELEGANCIAS INTERIOR Y EXTERIOR
Hemos llegado a través de la belleza a la dimensión moral de la elegancia, algo que constituye el fondo y sustrato de la otra dimensión, corporal y externa: quien no vive en armonía con sus sentimientos y sus tendencias, quien no sabe lo que quiere y no obra como debe, quien vive en discordia consigo mismo y con los demás, quien no conoce la serenidad y la mesura en sus deseos y acciones, quien es desconsiderado con la realidad que le rodea, quien no reproduce dentro de sí, en su voluntad, afectos e inteligencia, ése no puede ser elegante porque no es bueno, ni dueño de sí mismo.
El universo interior es lo más importante de la persona; por encima de su coche o de su armario, y ese universo abarca desde nuestras opiniones, nuestros criterios, hasta nuestros gustos, preferencias. Mientras unos tienen pensamientos vulgares, chabacanos, prosaicos, groseros, a otros sus pensamientos les llevan por ámbitos culturales y artísticos, presididos por la delicadeza y la finura de espíritu. Pensamos en función de lo que somos (elegantes o vulgares), porque la elegancia siempre va unida a la sencillez, que no a la simpleza.
El gusto estético es otra cualidad de la elegancia interior. No todo el mundo posee la misma capacidad para captar la belleza, y por lo tanto para elegir lo mejor, lo más bello. La cultura en todas sus manifestaciones es el alimento que va depurando nuestros gustos estéticos, que no son algo estático, sino que se van transformando; por tanto, la elegancia es siempre dinámica, por eso cada época tiene sus cánones de belleza y elegancia que responden a la sensibilidad estética de un tiempo determinado. La elegancia tiene siempre un toque de vanguardismo. No es justo identificar lo elegante con lo clásico.
La elegancia sale siempre de dentro a afuera, otra cualidad interior. Un hombre sin una fuerte personalidad es muy difícil que sea elegante, ya que esta es la vertebradora de la elegancia. El mundo de la moda ha olvidado algo tan esencial cómo el factor humano, fijándose nada más que en el cuerpo como su único soporte. Por eso su tendencia actual es a desnudarlo, para obtener la expresión más pura de la belleza. Se ignora la condición intima de los sujetos para convertirlos en objetos. Todo quiere ser ahora “personalizado”, pero eso no es más que una mascara para vender un producto que en lugar de ser exclusivo más bien es a granel. Sólo un espíritu culto y libre sabe crearse un estilo de vida de acuerdo a su propia filosofía y fisonomía.
El glamour palabra francesa que tiene su más fiel traducción en la palabra “encanto”, que nos sugiere siempre algo irresistiblemente atractivo. El encanto es el resultado de combinar: cultura, buena educación, respeto por los demás, talante democrático, capacidad para escuchar, fina sensibilidad, delicadeza en el trato, amabilidad, solidaridad. Las personas con glamour se caracterizan por su capacidad de respeto ante las opiniones ajenas y por la serenidad que siempre les acompaña. Se dice que hay gente con clase y clase de gente.
Y por último, la virtud esencia de los más altos instintos del ser humano, aunque me temo que fuera de contexto en la sociedad en la que vivimos; sin embargo la virtud es bella y participa del bien y la verdad. Ya en la filosofía griega aparecen las virtudes como ejes vertebradores de la antropología; sin embargo, la praxis del siglo XXI no es ser virtuoso sino “tener una buena imagen”. Hoy día se habla mucho de la “imagen”. Se olvida la virtud y su lugar lo ocupan las tácticas, las estrategias, las técnicas (hay técnicas para todo).
LA IMAGEN DE LAS PERSONAS
Uno no es responsable de la cara que tiene, dice Bárbara de Senillosa, pero sí de la cara que se pone; ello quiere decir que aunque se sea feo o menos agraciado se puede ser elegante en los movimientos y sobre todo, en la amabilidad y simpatía, pero esa imagen no nace de la noche a la mañana, sino que hay que moldearla, educarla y adecuarla a cada ocasión.
En conclusión, la elegancia también está basada en la imagen que “ven” y “oyen” los demás sobre nosotros. A este propósito viene a cuento la anécdota de Beau (George) Brummel, sí, el de la colonia. Pues bien, el personaje en cuestión se caracterizo por ser uno de los hombres más elegantes de la Inglaterra de principios del siglo XIX: En una ocasión, estando en una fiesta, el Príncipe de Gales le interpeló y le dijo “Beau, que elegante vienes hoy”, a lo que Brummel contesto “¡Ah!, ¿se me nota?”. Y salió corriendo a cambiarse. La elegancia no se debe notar, debe estar. Hay que aparentar lo que somos, respetuosos y agradables con el resto de las personas y trabajar para resaltar siempre lo positivo de nuestra personalidad y acotar las cosas negativas.
Palabras sabias. Que importante es que muchas personas estemos de acuerdo en ésto. Gracias!
ResponderEliminarSuscribo completamente lo que expone el texto. Pero mi pregunta es: ¿Se nace elegante o se aprende a ser elegante?
ResponderEliminarHola picaberu, la elegancia no nace, se hace atravez de la inteligencia e igual que muchos encantos de la personladad, que tienen que ver con el trabajo del crecimiento interior.
EliminarMayormente se nace con herencias geneticas, pero no de personalidad, espiritual,moralidad etc. Este es mi concepto que podría estar equivocado, pero espero que no.
Gracias Ivanna y Picaberu por vuestros comentarios.
ResponderEliminarLa elegancia, en el sentido amplio y filosófico que expone José Luis Delgado, es una forma de ser y de vivir que se va interiorizando a través de la educación, de la cultura y de la observación. Creo, por tanto, que es posible aprender a ser elegante, aunque para ello es necesaria una predisposición natural y una formación desde temprana edad.
Un saludo a todos,
Gracias Olga por este artículo que coincide plenamente con mi definición de la elegancia.
ResponderEliminarSaludos cordiales,
Mayte Reyes
Gracias a ti, Mayte, por tus amables palabras. Saludos,
ResponderEliminarInteresante artículo e interesante blog. En algunos momentos del mismo me he sentido elegante en otros una persona del montón. No obstante, tomo nota.
ResponderEliminarSeguimos en contacto.
Un abrazo.
Pedalier, todos somos únicos e irrepetibles y así debemos sentirnos. Gracias por tu comentario. Un saludo,
ResponderEliminarsoy colombiano les envio saludos y tengo una pregunta ¿que hace sobresalir la elegancia de una manera exagerada?
ResponderEliminarAndrés, creo que no entiendo muy bien la pregunta, pero, a mi modesto entender, la elegancia tiene más que ver con la mesura y la discreción que con la exageración y con llamar la atención.
ResponderEliminarGracias por participar y un cordial saludo a Colombia,
Gracias Olga por tan buen articulo, totalmente de acuerdo con tus definiciones de la elegancia. Yo tambien creo que esta debe nacer del interior de las personas de una forma genuina y unica. Tambien creo que requiere que las personas sean ellas mismas y que sean capaces de respestar y entender a los que no se conocen a si mismos y pretenden imitar a los demas o simplemente se dejan envolver por los estilos modernos de vestir y actuar. Creo que la elegancia es muy importante y lamentablemente se esta perdiendo. Felicidades por tan buen articulo, me encanto. Erika
ResponderEliminarErika, muchas gracias por tus palabras. Trasladaré tus felicitaciones al autor, José Luis Delgado, que ha querido compartir sus reflexiones con nosotros. Me alegro de que hayas encontrado útil el artículo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, sabes que desde un tiempo he estado buscando definiciones sobre ser elegante, y he leido muchos articulos al respecto, pero este realmente es muy diferente, porque va mas alla de la apariencia externa, toca el interior. La verdadera elegancia debe ser la persona completa del corazon. Muchas gracias por el articulo.Nancy.
ResponderEliminarHola, me encanto el artículo, muy nutritivos para mi, soy asesora de imagen personal y periodista en Argentina, dicto charlas, talleres y eventos sobre este tema que me fascina. Me parecieron tus conceptos claros y coinciden con mi filosofia, decirle a tantas mujeres que la belleza y la elegancia esta dentro nuestro y que dejen de correr detrás del cuerpo perfecto- Gracias por compartirlo
ResponderEliminarEnhora buena para quien escribio este bonito y elegante articulo.De todos es sabido que , el dinero y la posicion social no te hace ser elegante sino que te hace tener muchas cosas materiales,pero no la elegancia.Creo sinceramente que el saber estar y comportarse en cada situacion hace notar la verdadera educacion mamada desde pequeño o adquirida por buenos profesores que nos da la propia vida,y que somos nosotros los que tenemos que ser receptivos a ella.
ResponderEliminares un excelente articulo define y explica muy puntualmente... el hecho de que lo compartes habla muy bien de ti. felicitaciones, gracias por llevarnos a un conocimiento mas amplio de lo que diariamente encontramos pero no percibimos.
ResponderEliminarUn texto excelente. A la vista está cuando salimos a la calle que muchas personas no lo comprenden, tanto por imagen, como por gestos, andares y comportamiento
ResponderEliminarSimple mente sublime, siempre encuentras des informacion pues la malloria comfunde asta la petsonalidad con porte ben a alguien bien nestido y creen que es elegante y tu definicion es la corecta pues la elegancia la finura es o debe cer solo un reflejo del interior
ResponderEliminarLa ortografía de una persona, refleja también su personalidad.
EliminarTengo un compañero que me dijo que soy fina y elegante, cosa que me sorprendio, porque si bien me gusta estar presentable, no intento ser asi...lei este articulo y simplemente me encanto...revela un lado mio que no sabia que tenia...muy orgullosa de ser elegante y fina...
ResponderEliminarNo puede ser elegante y fino quien carece de humildad e inteligencia.
EliminarHola!
ResponderEliminarMe gustaría saber si tiene referencias bibliográficas respecto a los 4 pilares que menciona o si es una opinión personal.
Saludos!
Hola Karen,
ResponderEliminarEl artículo es producto de la reflexión del autor y no creo que haya consultado una bibliografía específica para redactarlo. Lamentablemente, José Luis Delgado falleció hace unos meses, por lo que ya será imposible trasladarle tu pregunta.
Gracias por tu interés y un cordial saludo,
No creo que el Glamour sea democrático , ni solidario y la traducción de "encanto" la encuentro inapropiada, mi vecina es un encanto pero glamour es lo último que tiene.
ResponderEliminarCreo que en un párrafo hemos mezclado 3 cosas bien diferentes : encanto, glamour y clase
Hola Eloy,
ResponderEliminarEl autor del post se limita a ofrecer su perspectiva, que no tiene que coincidir con la tuya, por supuesto. Es un tema abierto y complejo sobre el que cada uno puede tener una opinión distinta.
Muchas gracias por comentar y un saludo,
Mi enhorabuena por este excelente artículo. Llevo más de 25 años dedicada al mundo del Protocolo en todos sus ámbitos, y uno de los temas que suelo desarrollar es el de la elegancia, y he leído muchos artículos, bastante buenos, pero este me ha encantado, tiene en su escritura, esa misma elegancia de la cual se habla, se proyecta sin necesidad de ver quién escribe.
ResponderEliminarNuevamente, excelente artículo.
Un saludo.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: Excelente artículo!. Me parece lo mejor que he leído sobre la elegancia en mucho tiempo. Solo quiero añadir algo; esas personas existen, pero la sociedad, en su gran mayoría, hortera y ordinaria, no las valora como tampoco valora la inteligencia.
EliminarHola, disculpa, soy María, la que ha hecho el comentario anterior.
ResponderEliminarUn saludo Olga, y continua con este excelente blog.
Muchas gracias por tus amables palabras, María. Un cordial saludo.
ResponderEliminarEnhorabuena por crear blogs interesantes, en contenido y realidades. Gracias x ayudarnos a comprender la vida...
ResponderEliminarNo me tomes por presuntuoso, por favor, pero me aproximo mucho a tus afirmaciones. Mi confusión mental ha tomado forma armónica.
ResponderEliminarExcelente Artículo, muy bueno
ResponderEliminarMe encanto!!!
ResponderEliminarNo es elegante presumir de ser elegante (XLMP)
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