31/1/11

FORMACIÓN EN PROTOCOLO EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, por José Luis Delgado

El Protocolo es un valor en alza desde que la actual sociedad se dio cuenta de que no se puede vivir sin unas mínimas normas de convivencia que nos hagan la vida un poco más fácil. La integración de España en los foros internacionales y la globalización en todos los procesos sociales, técnicos, económicos, jurídicos y culturales, están convirtiendo el Protocolo en una auténtica necesidad, cuyas sinergias con la imagen y la comunicación se hacen tangibles cada día en las empresas e instituciones.

Por ello la formación en Protocolo debe abordarse desde un profundo conocimiento no sólo de las normas y de las costumbres y usos, sino también del sector en el que cada uno desarrolla su área de negocios. El Protocolo es una necesidad, no un lujo.

Y desde esa perspectiva, también de un tiempo a esta parte vemos como universidades muy prestigiosas de nuestro país han comenzado a formar a profesionales en las múltiples disciplinas que abarca el protocolo, con programas académicos de gran altura. Comenzó la Universidad de Oviedo impartiendo estudios propios en colaboración con la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, y hoy día ya casi no existe universidad, sea publica o privada, donde no se imparta algún postgrado, master o cursos de formación continua (La Coruña, Zaragoza, Granada, Complutense, CEU, Navarra….). Como ya es sabido este año académico, por fin, también el protocolo se puede estudiar como carrera universitaria oficial o realizar, un master oficial.

En la comunidad de Castilla y León, la Universidad de Salamanca es pionera en la formación en protocolo con los cursos extraordinarios que en breve se impartirán por tercer año consecutivo, habida cuenta del éxito de ediciones anteriores. Más de un centenar de alumnos han pasado ya por las aulas de la universidad salmantina, para formarse desde un punto de vista técnico-práctico, en unos cursos de protocolo y comunicación que están contribuyendo desde la seriedad y el rigor a mejorar el nivel de formación de las personas que los realizan, profesionales que ya desempeñan tareas en departamentos de Protocolo, Comunicación y Relaciones Institucionales, y estudiantes que están todavía en período de formación y desean implementar conocimientos o perfeccionarlos en estas materias.

En el presente curso académico, la tercera edición se iniciará en el mes de abril con algunas novedades en las materias a estudiar: cada año la universidad nos sorprende porque trata de abarcar aspectos complementarios que normalmente en la formación de otras universidades no se contemplan. Y siempre desde una línea de actuación sistemática y rigurosa, con un completísimo programa impartido por cuadro de profesores formado por eminentes profesionales del mundo del protocolo y la comunicación.

Yo siempre digo que nadie ha nacido sabiendo cómo y qué hacer en cada momento. Todo se aprende. Sencillamente esas personalidades públicas que parecen estar tan habituadas a los actos protocolarios, en su mayor parte, han aprendido las reglas del “saber ser” y del “saber estar” y, sobre todo, detrás de ellas hay siempre un buen profesional del Protocolo y la Comunicación, o todo un equipo que ha preparado minuciosamente el acto. Pero para afrontar estos retos con solvencia, hace falta una sólida formación.

Como decía hace poco Olga Casal, el intrusismo y el voluntarismo no tienen cabida.

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