10/1/11

Sostenella y no enmendalla, por José Luis Delgado



O lo que vulgarmente conocemos como “persistir en el error” y ello a pesar de decirle a la persona que se empeña en cometer la infracción, la fechoría o la ignominia que su postura no tiene un pase y que está cometiendo un error monumental. Hay personas que son tan orgullosas y celosas de sus cosas que con tal de no dar su brazo a torcer y reconocer que antes lo había hecho mal, ante una misma situación, son capaces de repetir el error no sé cuántas cuatropecientas mil veces más, hasta que se crea que lo está haciendo bien. Esto es como lo que se dice de la prensa, una mentira mil veces dicha se convierte en verdad.
Pues esto es lo que le pasa a la ministra Carmen (lo digo en el castellano de mi madre) Chacón. Ya va para tres años que en el acto más importante que festejan las Fuerzas Armadas, que no es ni más ni menos que la Pascua Militar, acto establecido por el Rey Carlos III para felicitar a las tropas la Pascua, la representante civil de Defensa, aparece en un acto lleno de solemnidad con atuendos que contravienen las más elementales reglas y normas de la etiqueta oficial y por ende del protocolo. Se ponga la ministra como se ponga, o mejor dicho su gabinete que todos los años tiene que salir a dar explicaciones poco o nada convincentes, porque entre otras cosas en su fuero interno ni ellos mismos se creen lo que están diciendo, sus pantalones no son etiqueta, ni mucho menos “vestido largo”.
Como dice un amigo con muchos años a su espalda en esto del protocolo, bajo ningún concepto acepto pulpo como animal de compañía. Si la Casa Real, anfitriona de este solemne acto, establece claramente en las invitaciones cursadas al efecto, que para los militares la prenda es uniformidad de gala, que para los civiles la vestimenta es el chaqué y que para las féminas es el vestido largo, no ir a la fiesta como te han marcado los que te invitan, es hacer un feo a los anfitriones. Por supuesto que nadie se cree que la Casa Real haya “homologado” el pantalón de la Chacón con el vestido largo, como intentaron hacer ver el año pasado los del gabinete de la ministra.
Lo que ocurre es que como el primer año cometió el error que fue duramente criticado por presentes y ausentes y por todos los medios de comunicación, la ministra decidió “sostenella y no enmendalla” y así hemos llegado al tercer año glorioso de la Chacón luciendo en la Pascua Militar el ya famoso pantalón. Ni siquiera voy a decir tipo esmoquin, como se dijo el primer año, porque también hubiera sido incorrecto. Como todo el mundo sabe el esmoquin es un traje de fiesta que se utiliza a partir de las siete u ocho de la tarde, para fiestas nocturnas, pero nunca un traje de etiqueta para lucir por las mañanas, y el acto se celebra al mediodía en el Palacio Real de Madrid.
A nadie le entraría en la cabeza que el Presidente del Gobierno o su vicepresidente apareciesen con traje que no fuera el chaqué o que los militares allí presentes no lucieran el uniforme de gala. ¿Se lo imaginan ustedes?
Bien, en nuestro país, como en la mayoría de los homólogos europeos, existe la etiqueta oficial, que como hemos visto en los militares se ciñe a la uniformidad de gala y dentro de la misma a sus dos categorías la de gala y la de gran gala, y para el resto de los mortales son dos prendas las que marcan esa etiqueta, el frac, máxima etiqueta, y el chaqué; el esmoquin no es etiqueta, es traje de fiesta para lucirlo por la noche. Las mujeres vestirán con la etiqueta de vestido corto, vestido de coctel o vestido largo. En ningún momento, por tanto, el traje tipo esmoquin está permitido en la etiqueta oficial, y la Pascua Militar es un acto oficial; otra cosa es que la ministra Chacón fuera a un cóctel o a una cena privada y los anfitriones no hubieran marcado la etiqueta, la señora Chacón podría ponerse ese traje que tanto le gusta.
Craso error es mantener una postura errática intentando hacer que se cambien las normas.
Vulnerar el protocolo es peligroso porque es interpretado como lo que es: una falta de respeto. En protocolo no es como en los negocios o en los deportes, que puedes arriesgar. Es preferible ser estrictamente conservador y observar el comportamiento de los otros. En cuanto a la etiqueta mi recomendación es siempre evitar la rebeldía. Si es etiqueta, es etiqueta. No hay concesiones, a menos uno quiera hacer el ridículo. Saltarse la etiqueta es una muestra bien de mala educación, bien de rebeldía o bien de ignorancia. Y ninguna de las tres nos vale cuando nos invitan.

5 comentarios:

  1. Lo del "pulpo como animal de compañía" me suena. Estoy de acuerdo contigo. Las normas de protocolo están para cumplirlas. Especial gravedad reviste saltárselas cuando otros, de superior rango, las cumplen.Las normas facilitan la convivencia y en este caso sirven para destacar la solemnidad del acto. No hay otro acto ni más solemne ni más trascendente que el primer discurso anual del Jefe del Estado en un día especial para las Fuerzas Armadas. Se pueden compartir o se pueden repudiar pero, en cualquier caso, no asumirlas no parece que sea lo idóneo para la Ministra de Defensa.

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  2. Las personas pasan, las instituciones permanecen. A veces se nos olvida, pero es conveniente recordarlo. Gracias por tu comentario y un saludo,

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  3. EStoy completamente de acuerdo contigo y me alegro de este post, porque me quedo tranquila. Me explico. En unas jornadas sobre protocolo celebradas en Alicante una autoridad sobre protocolo de nuestro país afirmó que es necesario adecuar el protocolo a la actualidad y lanzó la pregunta de ¿por qué la mujer debe ir vestida acorde a la vestimenta del hombre? ¿Dónde está la igualdad en protocolo?

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  4. Yo creo, Carmen, que no se trata de igualdad o desigualdad, sino de coherencia o incoherencia. En la etiqueta, como bien sabes, debe haber una equivalencia entre la indumentaria masculina y la femenina, pero por una cuestión de estética, de lógica y de sentido común.
    Por lo demás, el protocolo es tan susceptible de mejora y actualización como cualquier otra cosa, pero siempre teniendo en cuenta que se basa en el respeto a las tradiciones y a las instituciones.Aquí no tienen cabida los personalismos ni mucho menos los kamikazes. Creo yo. Un cordial saludo,

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  5. Vaya cursilería y tontería la vuestra y la de los corruptos que se visten de gala

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