He asistido muy emocionada a
la inauguración de una calle con el nombre de Tomás Fábregas, un coruñés conocido
internacionalmente por su lucha contra la discriminación social de los enfermos
de SIDA, en unos tiempos –los años noventa- en que el desconocimiento de la enfermedad,
unido al miedo, el oscurantismo y la homofobia, obligaban a los seropositivos a
ocultar su situación.
Un sencillo acto en la calle,
entre amigos y familiares de Tomás, tuvo como protagonista una placa con su nombre,
un sentido homenaje que sirvió para que quienes lo conocimos y admiramos lo
recordáramos con afecto y un poco de nostalgia.
Tomás Fábregas fue un pionero,
como afirmó el alcalde de La Coruña en su alocución, comparándolo con Rosa
Parks, aquella estadounidense que inició la lucha por los derechos civiles de
los negros al negarse a ceder su asiento a una blanca en el autobús. Tomás
protagonizó una gesta semejante cuando en 1992 desafió al sistema legal
norteamericano declarando públicamente su condición de seropositivo, al regresar
de un congreso sobre el SIDA en Amsterdam, con el
propósito de poner en evidencia una vergonzosa ley que prohibía a los
extranjeros que padecieran esta enfermedad entrar en los EE.UU.
“Desafío a George Bush a
impedirme regresar a mi casa. Soy vulnerable, pero no débil”, declaró entonces
a la prensa norteamericana, sin miedo de proclamar su homosexualidad ni su
enfermedad, lo que le convirtió en el abanderado de un colectivo duramente castigado
por una sociedad que lo rechazaba sin conocerlo, y por el que luchó sin descanso hasta el último día de su vida.
Desde entonces son muchos los
reconocimientos que este luchador fue cosechando en EE.UU., su país de adopción,
donde Liz Taylor le manifestó su solidaridad con un beso, o donde el alcalde de
San Francisco declaró el 25 de julio de 1992 Día de Tomás Fábregas, además de
los premios que llevan su nombre, promovidos por la asociación San Francisco
AIDS Candlelight Vigil. Y ahora, veinte años después de su muerte, su
ciudad natal le rinde homenaje dedicando una calle a su memoria.
Foto tomada de http://tomasfabregas.wordpress.com/category/liz-taylor/
Tomás fue un héroe, pero sobre todo, Tomás
fue un hombre bueno, un hombre íntegro que defendió lo que creía justo. Lo
recuerdo en aquellos convulsos años universitarios en que compartíamos aulas,
como un compañero inquieto, sincero y comprometido, un buen amigo que destacaba
por su lealtad y su bondad. Para mí es un honor y un privilegio haberlo
conocido. En aquel tiempo, el futuro esperaba grandes cosas de nosotros. Él ya
ha cumplido con el suyo.
La Voz de Galicia entrevista a la prima de Tomás 12/11/2013
Para leer la entrevista completa a Coco Fábregas, con quien salgo en la foto, pincha AQUÍ
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