9/8/10

La buena educación, ¿Una especie en extinción?, por Olga Casal



No hace mucho, el director de una fundación que se ocupa de fomentar la relación entre la universidad y el mundo empresarial me contaba una anécdota que me hizo reflexionar sobre el tema que da título a este post: la buena educación. Según me refirió, el presidente de una de las empresas colaboradoras de la fundación, que acoge habitualmente alumnos universitarios en prácticas, se quejaba en una reunión de que los estudiantes que recibía “eran profesionales, pero no personas”. Ante el estupor de los presentes, se explicó: “Ustedes me mandan ingenieros y economistas muy bien preparados, pero sin la más mínima idea de cómo comportarse. Me tutean nada más llegar, se sientan de cualquier manera y carecen de modales…”


Desconozco la explicación que le dieron al empresario descontento por la falta de formas de sus becarios, pero a mí no se me ocurre más que una: nadie nace sabiendo y si las familias y los centros educativos renuncian a la responsabilidad de enseñar educación y modales como herramienta básica para la convivencia, poco podemos esperar.

Hasta hace unos años, el colegio y la universidad nos preparaban para las relaciones profesionales, pero era el entorno familiar el que nos iniciaba en las relaciones humanas. Los padres enseñaban a sus hijos a sentarse a la mesa, a comer correctamente, a saludar, a dirigirse a otras personas con cortesía, a cultivar las buenas maneras…

En la actualidad, la educación de los hijos se torna cada vez más difícil. Los horarios laborales dificultan la vida familiar y en los pocos ratos que los padres consiguen arañar al día para la convivencia prefieren evitar enfrentamientos y malas caras, aunque eso les obligue a pasar por alto ciertos comportamientos y actitudes de sus hijos. Estos se van convirtiendo en pequeños tiranos domésticos y trasladando al colegio el mismo despotismo, alentados por la pasividad de los docentes que tiene poca capacidad de maniobra, prisioneros de un sistema educativo ineficaz. Del ejemplo que los niños reciben en la calle y en la tele, mejor ni hablar, que eso da para varios debates.

Pues bien. El colegio se inhibe. La familia también. Entonces, ¿qué hacemos?, ¿claudicar?, ¿dejarnos engullir por la jungla de grosería y zafiedad que inunda la vida ciudadana mientras seguimos quejándonos de ella?

Pues no. Yo creo firmemente en la responsabilidad individual: cada uno es responsable de su propio comportamiento y no puede escudarse en la masa para justificar su falta de acción. Todavía quedan en pie un par de generaciones que, como la mía, han aprendido en casa lo que se debe y lo que no se debe hacer, lo que está bien y lo que está mal. La mayoría lo tenemos claro. Pues sigamos poniendo en práctica esas enseñanzas, predicando con el ejemplo. No renunciemos a las buenas maneras que, en definitiva, nos hacen la vida más grata. Un por favor y un gracias, acompañados de una sonrisa sincera, no sobran nunca. Pedir perdón con humildad cuando hace falta, escuchar con atención al que nos habla, tratar con amabilidad a todo el mundo, ser generoso… No es tan difícil. Sólo tenemos que tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. Ahora se llama empatía, pero ha existido toda la vida. Sólo es cuestión de ponerse en la piel del otro. De ahí al respeto, sólo hay un paso. El siguiente se llama cortesía y los dos nos acercan a la cultura y la civilización, que es lo mínimo a lo que puede aspirar el ser humano que vive en sociedad.

No sé si podemos cambiar el mundo, pero sí sé que podemos mejorarlo. Y como estoy convencida de que el ejemplo es la mejor lección, sigo practicando.

13 comentarios:

  1. Estimada Olga
    Comparto tus comentarios sobre la necesidad de encontrar estos tiempos para la buena educaciòn.
    Soy parte de una generación que privilegió el "gracias", "buenos días,tardes", "me permite..", "por favor " y los buenos gestos, claro que en otro escenario.
    Hoy con la vorágine cotidiana en este no escucharse, no mirarse, no compartir tiempos en familia y tener distintas formas de comunicarnos entre generaciones se hace mas complicado todo..!!!
    El concepto del Movimiento Slow, me parece una interesante mirada para volver a los pequeños y sencillos valores entre las gentes.
    Ojalà entre todos pongamos ese pequeño aporte de buena educación, gestos amables para hacer mas confortables nuestros dìas.
    " Muchas gracias..!!!!"
    Cristina G

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  2. Jerusalem H.10 agosto, 2010

    Gracias por tu post, Olga,
    Estoy totalmente de acuerdo contigo y me alegra saber que no soy la única. A veces me gustaría haber nacido en otro siglo precisamente por la falta de correspondencia que percibo en el exterior y es que creo que las buenas maneras y la educación embellecen a las personas y a todos nos gustan las cosas bellas (aunque hay momentos en que también esto lo pongo en duda).
    Considero que ser educado no está reñido con ser moderno, actual y carismático, al contrario, todas estas cualidades enriquecen a las personas que, en el momento actual, quieran hacer un mundo mejor (y esto sí que ha existido en todas las épocas).
    Gracias de nuevo y saludos.
    Jerusalem H.

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  3. Cristina, Jerusalem, gracias por vuestros comentarios. Estoy segura de que podemos seguir predicando con el ejemplo. Un saludo muy cordial.

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  4. Hola Olga, muy buen post y muy real!
    Las familias parecen tener cada vez menos tiempo y, como consecuencia, menos ganas de ocuparse de la educación de sus hijos/as. Dejan recaer esta responsabilidad en la escuela que no puede ni debe ocuparse de forma exclusiva de esta gran labor. Es una tarea que debe comenzar en casa y mantenerse.
    He sido monitora en prevención en colegios públicos, nivel medio, de Madrid capital y el panorama es bastante desalentador. La prevención debe comenzar mucho antes, incluso con las familias para que estas aprendan a resolver sus dificultades cotidianas manera adecuada y, sobre todo, a tiempo!!!! Así podrán ocuparse de aquello que “deben ocuparse”.
    Me ha gustado tu blog, me quedaré por aquí de seguidora.
    Te invito a visitar el mío cuando quieras http://naskendi.blogspot.com sobre crecimiento personal.
    Un saludo

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  5. Efectivamente, Carina, cada cual ha de asumir su propia responsabilidad.
    Gracias por tu comentario. Visitaré tu blog. Un saludo,

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  6. No cuesta nada, es gratis y puede serte beneficioso en el futuro. La educación, por sí sola, puede no darte de comer pero te da un plus que no se puede medir tangiblemente pero que es esencia para todos los ámbitos de la vida, incluso de la profesional: la dignidad.

    Nos seguimos leyendo.

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  7. Efectivamente, Pedalier, la educación nos convierte en personas y facilita las relaciones con los demás. Gracias por tu comentario y un saludo,

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  8. Es realmente complicada la educación de un hijo hoy en día, los esfuerzos dentro de la familia, se vuelven inefectivos cuando el niño sale a la calle. Procuro buscar compañías para mi hijo afines a lo que le enseñamos en casa... Espero que esto sea fructuoso, poniendo un granito de arena, lo iremos consiguiendo poco a poco. Un abrazo y mil gracias por exponer este tema a debate

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  9. Es complicado, pero no debemos bajar la guardia, porque es en la familia donde se adquieren los buenos hábitos y los verdaderos valores.
    Un saludo,

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  10. Hola Olga, acabo de encontrar este blog por casualidad y me parece muy interesante la manera en la que relacionas temas de siempre con situaciones actuales.

    En cuanto a este post en particular, me he animado a escribir porque estoy totalmente de acuerdo contigo. Tengo 20 años y cosidero que hay una falta de modales por parte de mi generación, y no creo que toda la culpa sea del ámbito familiar, más bien creo que se debe al sistema educativo que tenemos. Hemos pasado de un profesorado estricto que incluso "pegaba" a nuestros padres y abuelos, a otro que en algunos tristes casos ha sido víctima de esos maltratos por parte de sus propios alumnos.

    Obviamente no quiero generalizar, pero yo recuerdo que ninguno de mis profesores a lo largo de mi vida me haya inculcado el trato de "usted". Incluso a día de hoy en la universidad tampoco se nos ha inculcado.

    Y fíjate Olga lo más triste de todo: somos pocos los compañeros que intentamos dirigirnos de usted al profesor/a, pero desistimos al ver cómo el resto de los compañeros no se dirigen de la misma manera, ya que sentimos hasta vergüenza.

    Con todo esto quiero decir que parte de la culpa la tiene la familia al no crear unos buenos cimientos, y también el sistema educativo, por haber pasado de ser sumamente estricto a ser permisivo hasta decir basta.

    Un saludo y enhorabuena por el blog!

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  11. Hola Marina,
    yo creo que no se trata de buscar culpables, sino soluciones para una situación que se nos escapa de las manos. Para mí, la base de la educación y valores tiene que partir del entorno familiar. Ahí es donde se forma de verdad una persona, donde interioriza y asume las enseñanzas que luego aplicará el resto de su vida. Pero esto tiene una proyección en el mundo exterior, donde esas enseñanzas deben verse reforzadas por los educadores y la sociedad en general. Cada uno tiene su parte de responsabilidad y todos debemos asumirla.
    En cuanto a lo que comentas sobre el tuteo a los profesores, a mí no me parece mal, siempre que ellos lo acepten y esto no sirva para degradar la relación, sino para conseguir un acercamiento que la facilite. En cualquier caso, no debemos dar nada por hecho y cada uno debe tener claro el rol que asume en cada situación.
    Muchas gracias por tu comentario y por compartir tu testimonio, Marina.
    Un saludo,

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  12. Querida Olga, ¡casi acierta usted!

    Lo que nuestros jóvenes necesitan son principios éticos y morales para saber lo que hacer en la vida en cualquier situación, algo bien distinto de lo que usted propone que es aprender a comportarse en situaciones cotidianas.

    Las buenas maneras y la cortesía, son un valor añadido pero no lo más importante, y es más, vienen dadas una vez que uno comprende que el respeto por los demás es algo fundamental.

    Si siguiésemos su consejo sin más, todo lo que conseguiríamos serían encantadores y educados cabroncetes.

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  13. Estimado Salva,
    Siento que haga una interpretación errónea de mis palabras. En absoluto he dicho que "lo más importante" que necesitan los jóvenes sean buenas maneras. Ni mucho menos. Estoy de acuerdo con usted en que el respeto por los demás es la base de la convivencia y de él deriva todo lo demás, los valores y los modales. Creo que son cosas complementarias las que usted y yo proponemos, y no excluyentes.
    Un cordial saludo,

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