21/3/11

EVENTOS Y REDES SOCIALES. ¿ESCUCHO O TUITEO?, por Olga Casal


















No descubro nada nuevo si afirmo que las redes sociales han llegado a nuestras vidas para quedarse, que ocupan un espacio en la comunicación por derecho propio y que, además, resultan muy útiles para compartir intereses entre personas que tienen una afinidad común. Pero tampoco descubro nada nuevo si digo que observo cierto descontrol, cierta desmesura en su uso que, en determinadas personas y en determinados casos, rayan en el abuso. Parece que cada acontecimiento que se produce debe ser inmediatamente compartido y comentado, como si un ímpetu irrefrenable los empujara a retransmitir todo lo que piensan, hacen, dicen y viven. Si a esto unimos el hecho de que los smartphones son cada vez más asequibles y más fáciles de usar, tenemos el cuadro completo. Su vida queda al descubierto, su intimidad se diluye y todo –o casi todo- lo que les concierne se convierte en público. Bien, es una opción que cada uno toma libremente, aunque a veces dudo de que todo el mundo sea consciente de que esa exhibición puede traer consecuencias.


Pero esta reflexión me lleva al tema que da título a este post: los eventos. Cuando asistimos como invitados a una conferencia, la presentación de un libro, una rueda de prensa, un curso o cualquier otro acontecimiento, parece lógico pensar que el interés debería concentrarse en la persona o personas que tienen la palabra.


Hasta hace un par de años era así: el orador hablaba y los demás escuchaban hasta que se abría el turno de preguntas. Bien, pues todo esto ha cambiado. Cada vez con más frecuencia observo que en cualquier evento de estas características, mientras el orador habla, la gente está pendiente de su móvil, en el mejor de los casos tuiteando comentarios sobre lo que está oyendo y en el peor… pues vaya usted a saber. En cualquier caso, no me parece muy educado ni respetuoso. Creo que hay que pensar con la cabeza y darse cuenta de que hay comportamientos que están fuera de lugar. Una de dos: o escuchamos con respeto o nos vamos. No veo más alternativa.

Supongo que es producto de los nuevos tiempos y de Internet, que nos ha acostumbrado a hacer varias cosas al mismo tiempo en una vorágine de hiperactividad: mientras escribimos un informe, consultamos el correo. Mientras hablamos por teléfono, miramos el facebook. Trabajamos y chateamos al mismo tiempo… Esta dinámica de la multitarea deriva muchas veces en la dificultad para concentrarnos en una cosa sola y tal vez la extrapolación de este comportamiento es lo que nos lleva a buscar tareas alternativas mientras estamos sentados (o de pie) presenciando ese evento al que nos han invitado.

¿Escucho o tuiteo? Me parece que es un buen tema para la reflexión.

6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con su reflexión, es necesario la reeducación ante las nuevas tegnologias para que sirvan en su justa medida a la sana comunicación.

    ResponderEliminar
  2. No se puede decir más en menos palabras, Opencamera. Estoy totalmente de acuerdo con esa síntesis. Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  3. Olga, totalmente de acuerdo.
    Me quedo con lo que hay descontrol y hace falta mesura!!!
    Poco a poco, esto nos ha llegado muy rápido y con el pie cambiado.

    Naranjalimon360

    ResponderEliminar
  4. ´NaranjaLimón360, es verdad que las redes sociales se han instalado demasiado rápido en nuestras vidas y estamos viviendo la vorágine de la adaptación, pero es importante mantener la cabeza en su sitio y encontrar un punto de equilibrio que nos permita disfrutar del uso sin caer en el abuso.
    Gracias por tu comentario y un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Me parece algo totalmente cierto. Precisamente si vamos a una conferencia, la mayoría de las veces voluntariamente, deberíamos prestar atención. Otra cuestión es la imagen que das al conferenciante. Yo no doy conferencias, pero si tengo presentado trabajos en la universidad, o en algún curso delante de compañeros, y ver que alguna persona está a otro tema me llega a desconcentrar en mi presentación.

    ResponderEliminar
  6. Claro, David. Te desconcentra y te desconcierta, porque te preguntas en qué te estás equivocando, por qué no interesa tu tema. Es realmente demoledor estar hablando a un público que no presta atención.
    Muchas gracias por participar. Un saludo.

    ResponderEliminar