¡Menuda trifulca se organizó en Vigo! ¡Tirios contra troyanos en el acto de colocación de la primera piedra del edificio que albergará la nueva sede de la Tesorería de la Seguridad Social en la ciudad!
Lo cuenta La Voz de Galicia AQUÍ, y otros medios de comunicación en sus páginas.
Pero, antes de nada, vamos a ponernos en situación. Como es sabido, la colocación de la primera piedra de una
obra pública es el momento que aprovechan los políticos para salir en los
medios de comunicación, previendo que, tal vez, cuando la obra finalice, ya no
estarán en el cargo. Si lo están, organizarán una sonada inauguración. Si no… al
menos habrán tenido su minuto de gloria vinculándose a una obra de gran
trascendencia para la sociedad. Éste, y no otro, es el contexto en el que hay
que interpretar el bochornoso espectáculo que ofrecieron las autoridades
viguesas cuando se percataron de que estaban siendo excluidas del momento
álgido del acto, es decir, el momento foto.
Según parece, las ministras de Fomento y Empleo y Seguridad
Social –organismos directamente implicados en la obra y, por tanto,
protagonistas del acto- se disponían a efectuar el ritual de rigor: meter en
una urna el acta que recoge los detalles de la obra y su licitación, los
periódicos del día y unas monedas de curso legal, todo ello con el fin de
enterrar el recipiente en el solar donde se levantará el nuevo edificio,
dejando para la posteridad los vestigios de su gestación.
Pues bien, en el instante en que se pidió a los asistentes
que se retiraran para que los reporteros gráficos recogieran el acto con
comodidad, los representantes del ayuntamiento se dieron cuenta de que con esa
medida quedaban excluidos de la foto y, con muy malos modos, exigieron estar
presentes. Aunque pretendo hacer una lectura del episodio en clave de protocolo,
tampoco puedo obviar el hecho de que protagonistas e invitados pertenecen a
partidos opuestos y beligerantes en el actual escenario político. Es decir, que
ya había mar de fondo, además de egos heridos en su vanidad.
El vídeo, que habla por sí solo, se puede ver a continuación:
De todo lo visto y leído, me surgen varias dudas:
Primera pregunta: ¿quién y cómo organizó este acto?
Un acto de estas características, que implica a autoridades
del Estado, no se improvisa. Es de suponer que profesionales de protocolo de
los dos ministerios implicados habrán coordinado la visita de las ministras a
Vigo, enviado la invitación a los miembros de la corporación municipal, el
programa del acto, etc. Por su parte, los servicios de protocolo de las
instituciones invitadas habrán recibido noticia del mismo y la habrán pasado a
la supervisión de sus superiores. En esa fase de planificación, debería haber
quedado claro, como mínimo, la secuencia del acto, la distribución del espacio
y el grado de protagonismo de cada persona en función de su cargo. Así, en caso de desacuerdo entre
las partes, cabría la posibilidad de renegociar las posiciones.
Lo fundamental es que cada cual sepa qué papel tiene asignado
en el acto. El organizador (en este caso, los dos ministerios) decide y
protagoniza, y el invitado (instituciones locales) asiste y acepta. Lo que no
tiene sentido es que el invitado acepte ser invitado y, a la hora de la verdad,
exija un trato que no le corresponde. Las negociaciones se hacen antes, no
durante.
Segunda pregunta: ¿dónde
estaban los encargados de protocolo de uno y otro bando durante el acto?
Una vez surgido el problema en el transcurso del evento, los
responsables de protocolo deberían haber buscado una solución inmediata, sin
comprometer a las ministras ni echar más leña al fuego. Se trata de que todo el
mundo tenga su lugar en la medida que le corresponda, pero, ante todo, se trata
de ofrecer a los ciudadanos una imagen digna del acto y de las instituciones presentes.
Tercera pregunta: ¿cuándo será consciente la clase política
de la necesidad imperiosa de implementar formación en protocolo en sus filas?
Si todavía hay alguien que dude de la utilidad del
protocolo, en este episodio tiene la respuesta. El protocolo sirve para generar una
imagen positiva de las instituciones y sus representantes en el marco de los
actos públicos. Pero para que surta efecto hace falta conocerlo y aplicarlo.
Lamentablemente, la clase política española, que no brilla precisamente por su
cualificación, tampoco lo hace por su nivel de consciencia sobre la importancia
de su imagen y su responsabilidad en la imagen de las instituciones a las que
representa. Y esto es mucho más notorio en el contexto de la política local que
en la nacional. Por eso, propongo que los partidos y las propias instituciones
instruyan a sus integrantes (funcionarios, cargos electos y designados) en
materia de comunicación y protocolo. Es básico, por el bien de todos. Como también
lo es tener educación, pero ésta hay que traerla de casa.
REFLEXIÓN PROFESIONAL: Un acto, planificado y organizado con esmero para mayor gloria de las instituciones, no puede permitirse ser noticia por motivos ajenos al mismo. No es justo ni es conveniente.
REFLEXIÓN PROFESIONAL: Un acto, planificado y organizado con esmero para mayor gloria de las instituciones, no puede permitirse ser noticia por motivos ajenos al mismo. No es justo ni es conveniente.
El acto estaba bien organizado, conjuntamente con los servicios de protocolo del Concello de Vigo, que también estaban presentes en la persona de su responsable. No fue un problema de protocolo, los concejales estaban donde debían estar.Fue un problema de formas de los presentes. Y a ver quién es el responsable de protocolo que le enmienda a Carmela Silva, a David Regades (ex jefe de gabinete y conocedor de protocolo) o a las ministras. En fin, las culpas de quien son.
ResponderEliminarYo no pongo en duda la organización del acto, porque desconozco los detalles, pero el resultado es el que hemos visto. Por eso hago énfasis en la necesidad de formación en materia de protocolo para los representantes públicos y, en última instancia, la necesidad de buena educación. Si esto falla, poco pueden hacer los profesionales.
EliminarMuchas gracias por comentar :)
El caso de Vigo es un tema aparte. La ley de protocolo de Galicia de 1985 establece una posición muy clara al respecto, que el Ilmo. Sr. alcalde olívico no reconoce ni respeta en ningún acto, bien sabida la diferencia de ideología entre la Alcaldia y los Ministerios. A mí me costó mi puesto en una empresa viguesa un acto de estas características por el cabreo monumental del Alcalde y compañía porque no estaban de acuerdo con la disposición del acto, a pesar de ser un acto privado de la compañía. Y así se lo hicieron saber a mi CEO y éste me cesó fulminantemente. Debería haber alguna forma de controlar estas faltas de respeto y agravios, porque lo son y cuestan el esfuerzo y el trabajo de mucha gente.
EliminarEl caso de Vigo refleja perfectamente la situación de falta de cultura institucional que sufrimos en España. Nuestros representantes públicos priorizan su interés personal y el de su partido por encima del interés común de las instituciones a las que representan. Eso, unido a los malos modos y la falta de educación que lucen algunos, arroja el resultado que hemos visto. Una pena. Muchas gracias por comentar :)
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