Pedro Sánchez acaba de anunciar su candidatura al gobierno
de España para las próximas elecciones. Y lo ha hecho al más puro estilo americano,
es decir, en clave presidencialista, como un ganador.
Desde el punto de vista comunicativo (no entraré a valorar
su discurso político), creo que su puesta en escena resultó no sólo impecable,
sino sumamente eficaz. No hay más que leer los periódicos y las redes sociales
para comprobar que se ha convertido en el principal tema de conversación. ¿Se trataba de eso, no? La primera premisa de la comunicación política es que hablen de uno.
Las claves de su éxito, a mi juicio, radican en una estudiada estrategia comunicativa, que podríamos resumir en cinco puntos:
- Puesta en escena sencilla (que no simple) e impactante por su propia parquedad y simbolismo: Una gigantesca bandera de España como telón de fondo en un escenario en el que sólo hay un atril con el eslogan de la campaña y dos telepromter para seguir el discurso. No se puede decir más con menos.
- La bandera nacional: el símbolo por antonomasia de una nación es su bandera, pero en España su uso parece cada día más denostado al contraponerse a los intereses independentistas de algunas comunidades autónomas y al no haber sabido desprenderse del poso fascista de la era dictatorial. Ambas circunstancias actúan como lastres de la enseña nacional y las formaciones políticas ajenas a la derecha demuestran cierta reticencia a exhibirla. Por eso Pedro Sánchez la reivindica en un alarde de valentía que resulta toda una declaración de intenciones. Con ella al fondo, se muestra ante el público como un hombre de Estado.
- La aparición de la mujer de Sánchez como pieza importante del tándem: Pedro Sánchez, con una presencia imponente, presenta a su esposa como refuerzo de su imagen, con la ventaja, además, de tratarse de una mujer joven, atractiva y segura de sí misma, que sale al escenario sin complejos. El lado humano del candidato.
- El atuendo: El traje impecable del candidato y el vestido sencillo y estiloso de su mujer les dan un toque elegante y sofisticado. El color rojo del vestido y de la corbata tampoco son casuales, sino que entroncan con la tradición socialista y la identidad gráfica de su partido. Lenguaje no verbal a través de la indumentaria.
- El factor sorpresa: Una presentación inesperada y triunfalista como ésta hace destacar a Pedro Sánchez sobre sus oponentes y le garantiza las primeras planas de los periódicos.¡Nadie podía sospechar una aparición semejante!
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