¡¡¡Qué foto tan inoportuna!!!
Mariano Rajoy concedió hoy una entrevista a Carlos Herrera
en la COPE, donde han tratado temas de actualidad como las elecciones
catalanas, la inminente convocatoria de elecciones generales y, cómo no, la
crisis humanitaria que están viviendo los refugiados sirios en su huida de la
guerra y la miseria. Sin duda, para documentar sus preguntas, el periodista
abrió su portátil con la foto que nos desgarró el alma esta mañana: la terrible
imagen del niño sirio ahogado en una playa turca. ¡Tremenda!
La conversación continuó por otros derroteros y, finalizado
el programa, Herrera no pudo sustraerse a la tentación de cerrar el encuentro
haciéndose un selfie con el presidente del Gobierno. La ocurrencia no tendría
mayor importancia si no fuera porque una conjunción de fatalidad y falta de
previsión le jugó una mala pasada y lo que pretendía ser una foto divertida se
convirtió en un exabrupto que deja en muy mal lugar a sus dos protagonistas. A
las caras sonrientes de los dos contertulios se une, como una sombra macabra,
la foto del niño muerto, inmóvil en el ordenador que sigue abierto sobre la
mesa, ofreciendo al espectador una escena chocante y contradictoria que hiere
la sensibilidad de cualquiera.
Desde luego, no caeré en la fácil demagogia de interpretar la
estampa como una metáfora de la insolidaridad del Gobierno, ni mucho menos cederé
a la pedantería de ver en ella un símbolo de la deshumanización que asola al
mundo moderno. No. Pero la imagen está ahí, con toda su inocencia y su poder
visual, lacerando nuestros ojos y nuestras conciencias con esta paradójica visión
que no hace más que demostrar la fuerza
expresiva de la puesta en escena, del entorno visual en que se desarrolla un
acontecimiento, independientemente de que ese envoltorio haya sido construido a propósito
o aparezca por casualidad.
Las redes sociales están llenas de imágenes que, como este
selfie, se tomaron con sana intención y, por azar o mala suerte, se tornaron en
contra de sus protagonistas. Por lo general, el hecho no tiene mayor trascendencia que
servir de mofa y escarnio durante unos días a sus seguidores. Pero en el mundo
de la política las cosas son distintas. Una imagen como ésta, que se presta a
múltiples y manidas interpretaciones, puede pasar una importante factura en
términos de imagen y credibilidad, que se ven menoscabadas. Todo cuenta. Y en
época de elecciones más. Así que ¡cuidado con los selfies!
....quizás el 'amigo' Herrera lo hizo con toda la intención....vaya 'usté' a saber.
ResponderEliminarD. Carlos es un 'viejo zorro' en las áridas 'tierras periodísticas'
No creo que haya habido intencionalidad, Javier. Pero ya ves que los selfies, como las armas, los carga el diablo.
EliminarGracias por comentar y un saludo