Como todos los años, los reyes presiden la
tradicional y solemne celebración del Día de la Pascua Militar, que se festeja
desde hace más de dos siglos cada 6 de enero con una recepción oficial en el
Palacio Real de Madrid, para conmemorar la liberación de Mahón (Menorca) de la
presencia inglesa. Esta ceremonia, cargada de simbología, es la fiesta de las
Fuerzas Armadas y reúne a los responsables del Estado Mayor de la Defensa, de
los tres Ejércitos y la Guardia Civil, así como a las máximas autoridades de
las Órdenes de San Fernando, San Hermenegildo y de la Hermandad de Veteranos.
La Pascua Militar tiene una
profunda y larga tradición en la vida castrense española. Su celebración se
remonta al reinado de Carlos III, cuando, el 6 de enero de 1782, se recuperó la
localidad menorquina de Mahón, que se hallaba en poder de los ingleses. Como
expresión de júbilo, Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales,
gobernadores y comandantes militares que, en la fiesta de la Epifanía,
reuniesen cada año a las guarniciones y notificasen su felicitación personal a
jefes y oficiales de los Ejércitos.
Esta
celebración ha pasado de ser un recuerdo histórico a un solemne e importante
acto castrense con el que se inicia el año militar, se realiza un balance del
año anterior y se marcan las líneas de acción a desarrollar en el que comienza, además de rendir homenaje a los compañeros de armas fallecidos.
Es, además, el primer acto solemne del año, una de las pocas veces en que el
rey interviene con una alocución institucional.
La conmemoración de la Pascua Militar es la máxima expresión del protocolo castrense. Los reyes son
recibidos en la Plaza de la Armería del Palacio Real por el presidente del
Gobierno, el ministro de Defensa, el ministro del Interior y el jefe del Estado
Mayor de la Defensa. Tras los saludos de rigor, los reyes reciben los honores
de ordenanza y el rey pasa revista a la formación de la Guardia Real.
Una vez concluidos los honores, se dirigen todos al interior
del Palacio. En la Sala de Gasparini la pareja real recibe el saludo de las
comisiones asistentes al acto para, a continuación, dirigirse al Salón del
Trono, donde el rey impone condecoraciones militares a aquellos civiles y
miembros de las Fuerzas Armadas que se han hecho acreedores a ellas durante el
año. La ceremonia incluyó en esta edición la entrega al rey de la bengala de capitán general
de manos del jefe de Estado Mayor de la Defensa. Se trata de un bastón de mando
que comenzaron a usar los reyes en el siglo XVIII como símbolo del mando supremo de los
Ejércitos. En su empuñadura figuran los escudos de los cuerpos y en la contera
los escudos de armas de Felipe VI, su cifra (F VI) y la fecha de su
proclamación (19 de junio de 2014).
La decoración del Salón del Trono se conserva intacta desde
el reinado de Carlos III. Bajo la bóveda en la que Tiepolo pintó la Alegoría de la Monarquía Española, en el centro de la estancia se
encuentra el dosel de terciopelo que cobija los dos tronos de talla dorada que
están flanqueados por dos leones de bronce también dorado que Velázquez trajo
de Roma en 1650. El conjunto tiene un enorme valor simbólico, ya que representa
a la monarquía y su larga trayectoria histórica en España. Además, el hecho de
que la pareja real no ocupe el trono (ni ahora ni durante el reinado de Juan
Carlos I) es una deliberada manera de hacer patente que la monarquía no se
sitúa por encima del pueblo, sino a su servicio.
Después del acto de
imposición de condecoraciones, el ministro de Defensa pronuncia su discurso,
que es contestado por el rey, quien cierra el acto. Finalmente todos se
trasladan al Salón de Columnas con los demás asistentes para disfrutar de un
vino de honor y departir.
Por tratarse de un acto solemne, la invitación cursada por la
Casa Real establece una rigurosa etiqueta, consistente en
el uniforme de gala, modalidad A para los militares, y para los civiles el
chaqué, en el caso de los caballeros, y el vestido largo en el caso de las
señoras. Afortunadamente, atrás quedaron los días en que la etiqueta de tan solemne acto era interpretada libremente por alguna autoridad destacada, como comentó AQUÍ con tanto acierto mi querido y recordado José Luis Delgado.
Tradición, historia y simbolismo se unen en esta ceremonia castrense que se celebra cada año el día de Reyes.
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